Pierda o gane, el hijo de Dios mantiene su esencia
«El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.» Efesios 4:10
Este pasaje se refiere al Señor Jesús, quien descendió del cielo como Hijo y Se mantuvo como tal aquí en la tierra, aun «perdiendo» Su posición en los cielos, de estar por encima de los querubines, arcángeles y ángeles cuando asumió la forma de hombre.
No obstante, aquí en la tierra, el Señor Jesús no Se dejó contaminar por los sentimientos humanos, tanto es así que, cuando el diablo usó la boca de Pedro para inducirlo a eximirse del sacrificio, Él dijo:
«… ¡Quítate de delante de Mí, Satanás!; Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres», Mateo 16:23.
Cuando la persona es hija de Dios, cuando un siervo es hijo de Dios, no importa si está por encima o por debajo. Es decir, no importa si ocupa una posición destacada, como la de un pastor estadual, regional, titular, auxiliar de un grupo o cualquier otro cargo, porque eso no hace ninguna diferencia, él mantiene su esencia de hijo, independientemente de su posición o del título que se le confió para una determinada responsabilidad. Está escrito:
«El que descendió, es el mismo que también subió…», Efesios 4:10
Jesús descendió y subió, pero mantuvo Su esencia. El que en la vida cristiana y en la obra de Dios mantiene su esencia de hijo, que es la Salvación, la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, aunque lo cambien de posición, de país, de estado, de responsabilidad, preserva su esencia de hijo, y sigue sirviendo con fe, alegría, paz y gratitud.
Desde el punto de vista humano, este hijo puede perder, así como Jesús, que descendió al extremo cuando fue condenado a muerte de cruz, sin embargo, mantuvo Su esencia de Hijo y de siervo del Altísimo, subió y ascendió a la posición más alta que hay en los cielos, en el universo, en el mundo espiritual y físico, por encima de todos los nombres.
Por eso, obrero, auxiliar, pastor, obispo, si usted es hijo de Dios, consérvese en obediencia a las enseñanzas del Padre.
Si no es hijo, ¡aún puede nacer de Dios!
Dios quiere ser Su Padre, pero, para eso, tiene que dejar de ser hijo de este mundo, de las mentiras de esta sociedad materialista, lanzarse a los brazos de Dios y vivir como Él ordena. De esta manera, disfrutará de la herencia que solo un hijo de Dios tiene derecho, que es el Espíritu Santo. Con Él usted nunca se sentirá por debajo o por encima, sino siempre delante del Padre.
¡Nos vemos en la IURD o en las nubes!
Obispo Júlio Freitas