La manera de eliminar la maldición en nuestro trabajo es hacer las paces con este, no odiarlo.
Cuando la persona está bien con Dios, ¡se vuelve amiga de su trabajo!
¿Usted está ignorando la voz de Dios?
Si ignoramos la voz de Dios, alimentamos la maldición en nuestra vida, pero, si la ponemos en primer lugar, la maldición es quebrada.
Nuestra vida refleja quiénes somos; si tememos (respetamos) a Dios, todo nos sale bien en el trabajo.
Independientemente del trabajo que tengamos, debemos trabajar para honrar a Dios; aunque se nos dificulte, no podemos hacer las cosas de cualquier manera.
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