La Presencia Prometida

La Presencia de Dios en uno es Su Espíritu y, cuando uno tiene el Espíritu Santo, lo tiene todo. Cuando uno no tiene el Espíritu Santo, aunque tenga las demás cosas y personas, no tiene nada.

Fue esta consciencia, esta fe y estas palabras las de Moisés a Dios cuando Él le dijo que no iba más con ellos porque el pueblo Lo había abandonado y despreciado adorando a un becerro de oro.

Y Moisés Le dijo:

“Si Tu Presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí”. 

“Yo sé lo que es vivir sin Tu Presencia, ya fui príncipe en Egipto y ahora soy pastor de ovejas, estoy casado, soy padre, y sé lo que es no tener Tu Presencia. Después de que yo subí a este monte y Te revelaste a mí ya no soy más el mismo hombre, y quiero lo mismo para estas personas, así que si no vas con nosotros no salgo de acá”.

En el capítulo 33, versículo 13 del libro de Éxodo está escrito:

“Ahora pues, si he hallado gracia ante Tus ojos, Te ruego

no fue un pedido sino un ruego, una insistencia, un perseverar hasta recibir

que me hagas conocer Tus caminos…”

“Para conocer Tus caminos tienes que guiarme. ¿Cómo voy a conocer Tus caminos si eres Invisible, si no puedo tocarte, si no me das Tu Presencia?” Para que uno conozca a Dios tiene que ser guiado por Él.

“…si he hallado gracia ante Tus ojos…”

Usted y yo hemos hallado gracias ante los Ojos de Dios, por eso tenemos acceso a la Biblia Sagrada, por eso vemos testimonios, señales, casos verídicos de personas que fueron transformadas no por la capacidad humana, no por cosas o personas, sino por la Presencia del Espíritu Santo, el Único capaz de transformar al ser humano.

Para que uno conozca a Dios tiene que ser guiado por Su Presencia, usted ya fue guiado por sus sentimientos, por personas, por objetivos personales, por sueños. Dios quiere cambiar sus sueños por el Sueño de Él, sus sueños le condujeron a la frustración, pero el sueño de Él conduce a la Salvación. El sueño de Dios es morar en nosotros, pero Él no lo hace mientras uno no llega a Su Altar, entregándose a Él incondicionalmente. Totalmente, espíritu, alma y cuerpo, sacrificio espiritual, emocional y material, el sacrificio trino.

Y dijo Moisés:

“… para que yo Te conozca y halle gracia ante Tus ojos. Considera también que esta nación es Tu pueblo”.

“Considera Señor, que así como yo soy Tuyo quiero que esta nación también lo sea y pase a tener Tu Presencia”.

¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!
¡¡¡Eia!!!

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