¿Qué tipo de rama he sido?
Buenas noches, obispo, que Dios los bendiga a ustedes y a sus esposas allí en el Sinaí. Solo quería compartirle este fragmento bíblico en el que estuve meditando.
«Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en Mí, y Yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en Mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de Mí nada podéis hacer. El que en Mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en Mí, y Mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado Mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así Mis discípulos.» Juan 15:1-8
El dolor de ser quitado
«Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará…» Juan 15:2
Muchos son los que dicen estar en el Señor Jesús, pero no dan fruto. ¿Cómo es posible?
Es posible cuando la Palabra de Dios ya no surte efecto en la persona. Todos los árboles tienen savia, un líquido que contiene principios nutritivos y que circula en el interior de cada planta. Este líquido, a través de un sistema vascular, lleva vida desde una rama hasta una simple hoja. En otras palabras, es la sangre que circula en el sistema venoso de los árboles.
Tal vez ya vio una rama seca aún en el árbol, junto a otras ramas bien saludables, eso se da por el hecho de que la savia ya no circula en aquella rama, de esta manera, va muriendo de a poco y sus hojas se marchitan y se secan. En ese estado, ocupa un lugar inútilmente.
Muchos sufrieron el dolor de ser quitados y lanzados fuera de la vid verdadera (el Señor Jesús), debido a que, «aun estando en Él», la sangre (la Palabra) ya no circulaba en ellos. El temor a Dios ya no existía, no tenían comunión con Dios, volvieron profano lo que era santo, y poco a poco se fueron secando, marchitando. Aunque Dios les dio muchas oportunidades de recuperarse, sus venas estaban tapadas y la Palabra de Dios no llegaba más a sus corazones. Por eso, a Dios solo Le restó quitarlos del lugar que ocupaban inútilmente.
Lamentablemente, hoy están en la calle de la amargura, gimiendo y llorando, siendo quemados por el fuego de las dudas y de los miedos, viviendo como prisioneros del infierno.
No obstante, también están los que eligieron:
El dolor de ser podados
«… y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.» Juan 15:2
Estos eligieron el dolor diario de ser podados por el Padre, renunciando día tras día a sus deseos personales y sacrificando su propia voluntad para hacer la voluntad de Dios.
Al igual que las ramas secas, las saludables también están en la vid (Jesús), pero, al contrario de las secas, la sangre (la Palabra) corre por sus venas, no están ocupando un lugar inútilmente, no se consideran importantes y, aun dando mucho fruto, no aparecen, porque eligieron santificar al Verdadero, a aquel que es la Vid. Consecuentemente, Él siempre está en evidencia a través de sus vidas.
La pregunta ahora es: ¿Qué tipo de rama he sido?
Pr. Claudio Roberto – Guadalupe, Guayana Francesa