La ambición que nos mantiene
En la obra de Dios, nuestra única ambición deben ser las almas. Esto nos ayuda a conservar la Salvación. Cuando un siervo de Dios cambia su ambición por las almas por la ambición de una posición personal o material, está comprometiendo su Salvación. Muchos piensan: «No quiero perder mi Salvación, pero ¿por qué no tener una mejor posición, responsabilidad o jerarquía?». El único y sincero deseo de salvar conserva a un siervo salvo.
Cuando la persona tiene una ambición por algo que no son las almas para su Señor, inmediatamente, desprecia la Salvación, con lo cual su alma corre peligro.
«Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan.» 1 Timoteo 4:16
Si permanecemos salvos, Dios contará con nosotros; de lo contrario, no lo hará.
Pr. Vinícius — Fcio. Varela, Buenos Aires