Los sufrimientos y las recompensas de la vida cristiana
Este pasaje me reveló algo cuando lo leí por primera vez, y quiero compartirlo con usted.
Lea:
«Mas, ¿qué dice? CERCA DE TI ESTÁ LA PALABRA, EN TU BOCA Y EN TU CORAZÓN, es decir, la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios Le resucitó de entre los muertos, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para Salvación. Pues la Escritura dice: TODO EL QUE CREE EN ÉL NO SERÁ AVERGONZADO», Romanos 10:8-11.
En este pasaje, vi claramente que no necesitamos tener miedo de confesar abierta y públicamente al Señor Jesús como el único y suficiente salvador.
Así como leímos en los versículos mencionados, en el capítulo 10 del libro de Mateo, Dios deja en claro el motivo por el que nos llamó, y nos dio varias razones y promesas por las que debemos ser osados en nuestro testimonio sobre Él. Podemos esperar recompensas, pero También sufrimientos.
«Un discípulo no está por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor. Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!» Mateo 10:24-25
Jesucristo fue perseguido mientras servía y ministraba aquí en la tierra, ¿por qué nosotros, como siervos e imitadores de Cristo, deberíamos esperar algo diferente si Él dijo que los discípulos no son mayores que el maestro?
El Señor Jesús fue acusado de ser cómplice de Satanás (Beelzebú significa señor del estiércol, de las tinieblas, de la derrota trino: en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra), ¡qué absurdo! Pero Jesús dijo que nosotros, Sus siervos y seguidores seremos llamados por el mismo nombre e incluso peor. Por lo tanto, debemos considerar esto un privilegio, porque proclamamos al Señor Jesús.
No obstante, ¡nuestra guerra es espiritual! Por eso, aunque usted sea atribulado y perseguido por proclamar el nombre del Señor Jesús, ser fiel a Sus mandamientos y llevar la Salvación a los que están a su alrededor, recuerde guardar la Palabra tanto en su boca como en su corazón. Es decir, en su alma, en sus actitudes, en su testimonio diario, porque, mucho más que hablar del Señor Jesús, debemos mostrar Sus obras en nuestra vida todos los días como testimonios vivos.
Aunque usted sea perseguido, blasfemado y odiado, incluso por los que dicen ser de Dios, manténgase firme en la fe, apegado al primer amor, y siga los mismos consejos que el apóstol Pablo le dio a Timoteo en sus últimas escrituras:
«Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús», 2 Timoteo 2:3.
«Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido…», 2 Timoteo 3:14.
«Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio», 2 Timoteo 4:5.
Aunque usted sufra las aflicciones a causa del evangelio,
Aunque vea a muchos desistir y abandonar la fe,
Aunque sus deseos terrenales hasta el momento no se realizaron…
¡PERMANEZCA FIRME, MIRANDO SOLO HACIA JESÚS!
Y recuerde, ¡nos vemos en la IURD o en las nubes!
Obispo Júlio Freitas
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