¿Por qué Dios pide ciertas cosas?
Muchas veces pensamos que lo que Dios nos pide es algo sin sentido. ¿No es así? No entendemos el motivo. Pero lo que Dios nos pide es algo necesario.
Desde que Adán y Eva pecaron, la solución fue que Dios sacrificara a un animal para cubrir la desnudez (vergüenza) de ellos. Es decir, tuvo que haber acción por ese mal que ellos dejaron que sucediera.
El pecado nos avergüenza, nos intimida, nos humilla… porque tiene resultados negativos, obviamente.
Pero la vergüenza no tiene por qué seguir prevaleciendo sobre nuestra vida. El sacrificio nos da el derecho de hacer lo que es correcto. Así como para pecar tuvimos que tomar medidas equivocadas, es decir, tuvimos que actuar, ¿por qué no hacerlo bien? ¿Por qué no sacrificar para hacer lo que es correcto?
Vamos a pensar en lo que le sucedió a Abraham.
Dios le habló a Abram cuando ya estaba casado con Sarai. Casado y realizado con su esposa, Abram no aceptó tener otra mujer para tener su descendencia. Él pasó por alto eso años de su vida, siendo fiel a Sarai, aun siendo ella estéril.
Pero pasaron muchos años. Abram ya estaba afligido por los años que estaban pasado. Él ya había vencido a reyes y había rescatado a su sobrino. Había dado el diezmo de todo lo que poseía. Su esposa se había salvado de ser tomada por Faraón. Sin embargo, el hijo que tanto esperaba, venido de su amada esposa, no llegaba.
Y fue después de haber rescatado a Lot y haber hecho su parte, confiando en Dios con su vida, que Dios habló con él en visión.
«No temas, Abram, Yo Soy un escudo para ti; tu recompensa será muy grande.Y Abram dijo: Oh Señor Dios, ¿qué me darás, puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco? Dijo además Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero. Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él, diciendo: Tu heredero no será este, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero. Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y Abram creyó en el Señor, y Él se lo reconoció por justicia”. Génesis 15:1–6
Bien… sucedió después que Dios hizo un pacto con Abram. Sin embargo, inmediatamente después, él se dejó envolver por la influencia de Sarai de estar con la sirvienta egipcia para que así ella pudiese engendrar un hijo para Sarai y Abram. Así, él convivió con Agar, y ella quedó embarazada, dándole un hijo llamado Ismael.
Después de esto, hubo un silencio de Dios hacia Abram durante 13 años. Dios no habló con Abram. Pero Abram permaneció donde Dios le había dicho que se quedara.
No obstante, después de 13 años, Dios se le aparece a Abram, a la edad de 99 años. Dios hace pacto con Abram, cambiando así su nombre a Abraham. (¡Qué Dios misericordioso!)
Y entonces Dios le hace todas Sus promesas nuevamente, dándole ánimo, y después le dice lo que tendría que hacer.
“Este es Mi pacto que guardaréis, entre Yo y vosotros y tu descendencia después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado. Seréis circuncidados en la carne de vuestro prepucio, y esto será la señal de Mi pacto con vosotros”. Génesis 17:10 -1 1
Sí… Dios había apreciado a Abram por su decisión de no tener hijos con otra mujer, hasta que él se dejó corromper por la influencia de su esposa. Ahora, Abram, actualmente Abraham, tendría que sacrificar lo que había contaminado su decisión (fuerza). Tendría que cortar la carne del prepucio.
Todo sacrificio tiene la función de decir qué hicimos mal, en qué fallamos. Y lo que tenemos que hacer para resolverlo es consumar o hacer ese sacrificio que tipifica un pacto con Dios. Dar aquello que nos corrompió, para no volver a hacerlo nunca más.
Dios no necesita el sacrificio, porque Él es Dueño de todo. Pero es lo que nosotros necesitamos hacer para ser justificados por la fe.
El sacrificio demanda obediencia, incluso en nuestra propia carne.
Viviane Freitas