Campos blancos
Que Dios los bendiga a todos, me gustaría compartir este mensaje con todos ustedes.
Estaba meditando en estos dos temas: «caer y entrar en tentación», y me acordé de que no siempre la tentación está relacionada con algo malo o peligroso a simple vista. De lo contrario, sería fácil poder detectarla, reprenderla y rechazarla. Más bien, las facilidades y beneficios que se nos presentan todos los días causan gran destrucción en nuestras vidas.
Entrar en «piloto automático» es cómodo y surgen nuevos hábitos, haciendo que la persona se distraiga y entretenga fácilmente. De esta manera, no se da cuenta de que cada día se va apartando de buscar su comunión e intimidad con Dios, que siempre será más frecuente en medio de las luchas y adversidades diarias.
Me acordé de Elcana y Ana, quienes, año tras año, subían a sacrificar. Entiendo que, de tan acostumbrados que estaban a esa rutina, lo que presentaban pasó a ser una simple ofrenda, ya no un sacrificio.
Pero, un bello día, Ana se levantó y Le hizo un verdadero voto a Dios.
A partir de ahí, ¡su historia cambió!
Todos juntos, en un solo espíritu, vamos a hacer todo lo que sea necesario para agradar a Dios. Hagamos una revisión de lo que era placentero en nuestro primer amor por esta obra. El querer agradar a Dios en todo y en reflejar al Señor para los que nos rodean.
A partir de ahora, cambiemos para bien.
Y pongamos una «piedra» sobre los errores que cometimos y pérdidas que sufrimos.
Observemos que los campos están blancos para la cosecha de almas para la Salvación eterna:
«¿No decís vosotros: “Todavía faltan cuatro meses, y después viene la siega”? He aquí, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos que ya están blancos para la siega.» Juan 4:35
Como siervos de Dios, no podemos desistir de Su ideal para nuestras vidas.
Pr. Carlos