Vida a Color
«Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en Luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé». Isaías 42:16
La razón por la que estás aquí, aun en contra de tu voluntad, es porque sos un enviado de Dios. Tal vez, en tu mente, surgió el pensamiento de que sos un caso perdido, pero no lo sos; para Dios jamás fuiste, sos ni serás un caso perdido, aunque hayas vivido como un ciego conociendo la Palabra, aunque hayas ayudado a otras personas sin practicar la Palabra, sin vivir la fe. Por eso, no sirve solo conocer la verdad, es necesario aceptarla y practicarla.
Cuando conocemos, aceptamos, vivimos y practicamos la verdad, Dios nos guía por caminos que no conocíamos.
Una persona con depresión se queda ciega, sin dirección, y piensa que el camino por donde está yendo es el mejor, pero no sabe que la conducirá a la destrucción, que terminará herida e hiriendo. En la oscuridad, la persona se hiere o hiere a los que están cerca, poniendo en peligro la propia vida y la de los que la rodean.
Tal vez tu vida conyugal y profesional están así, como si las estuviera guiando un ciego, y un ciego no sabe dónde está, espiritualmente hablando; incluso llega a pensar que está protegido, pero está cerca del precipicio. Jesús dijo que, si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un abismo.
Puede que aún no estés en un abismo, pero estás rumbo a un abismo. Los religiosos, los que conocen y no practican la Palabra de Dios, no consideran el alma de las demás personas y terminan siendo usados por el mal para conducirlas a un abismo, que es la perdición.
«Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían…». Isaías 42:16
Quizás decís así: «Obispo, nunca conocí la paz, la salud, la alegría familiar, la realización sentimental; no conozco el lado bueno de la vida». Por eso estás aquí en contra de tu voluntad. Mientras estoy leyendo y explicando lo que está escrito, hay una guerra en tu mente diciendo: «Es una tontería». Con Dios no hay tontería, si dejás que Dios te guíe, vas a salir de la oscuridad, y no solo eso, también vas a dejar de ser ciego.
«… les haré andar por sendas que no habían conocido…». Isaías 42:16
En otras palabras, la propuesta de Dios es hacerte disfrutar lo que nunca disfrutaste, la salud espiritual y la paz en el alma que solo Él puede darte por medio del perdón.
Dejá de ser guiado por los ciegos y no aceptes más ser un ciego. Leé, aceptá y practicá esta Palabra, así, ya no serás guiado por los ciegos ni guiarás a nadie al abismo, sino que disfrutarás de la vida de calidad que no conocés, en tu salud, en tu vida sentimental, en tu profesión, en tu familia. Sin embargo, esto depende de que tu alma esté bien, en paz, salva.
«… delante de ellos cambiaré las tinieblas en Luz…». Isaías 42:16
El que nunca vio la Luz la verá; esa Luz es Jesús, Él es la Luz del mundo. La primera persona que tenés que conocer es Jesús. Esa Luz no es solo una familia unida, una vida económica exitosa o una realización sentimental, sino la dirección de Jesús en tu vida y la paz en tu interior, en tu alma.
¿Hiciste algo malo? Dios lo sabe, pero también te dice: «Yo te voy a hacer bien». Vos vas a ser perdonado y, de ahora en adelante, todo será diferente. Dios quiere enderezar tus caminos, pero primero tenés que aceptar esa Luz, que es la Palabra que guía y produce fe.
«… Estas cosas les haré…». Isaías 42:16
Siempre y cuando te dejes guiar por la Palabra de Dios. Sé humilde, dejate guiar por Dios, tené una experiencia con Dios. Dejá de lado la prepotencia de decir: «Yo puedo… Yo soy…». Sin la Luz de Dios, sin la Luz del Espíritu Santo, de la Palabra de Dios, somos ciegos y ponemos en riesgo nuestra alma y la de los que forman parte de nuestra vida, incluso la de nuestros enemigos, que deben ser alumbrados a través de los que dicen creer en Dios.
Y observá lo que Él dice:
«… y no los desampararé». Isaías 42:16
Dios no quiere desistir de vos. Tal vez tu esposa, tus amigos y tus empleados desistieron de vos, pero Dios no desistió de vos, y la iglesia tampoco.
En Juan, capítulo 6, versículo 37, está escrito:
«Todo lo que el Padre Me da, vendrá a Mí; y al que viene a Mí, de ningún modo lo echaré fuera». Juan 6:37
¿Te acordás que al principio dije que sos un enviado de Dios? Jesús te está diciendo que no te echará fuera.
Tal vez hiciste cosas o te hicieron cosas equivocadas, pero eso quedó en el pasado; Jesús deja atrás todo lo que sucedió, para que no te estés juzgando, culpando ni excluyendo. Si Él no te echa fuera, ¿por qué te vas a excluir?
Aunque las personas no te valoren a causa de las cosas equivocadas que hiciste, como herir a alguien, decepcionar, robar o incluso matar, Dios te está diciendo: «Yo te perdono, lavo tu alma y te doy Mi Espíritu, porque serás Mi hijo. Así como el Padre Me ama, Yo te amo, y no voy a echarte fuera. Di Mi vida por ti, ahora, dame tu vida, ponla en Mi mano y te mostraré lo que haré».
Yo creo en esta Palabra, ¿vos también?
Entonces, entregá tu vida, no con palabras, sino de verdad. Dejá de hacer lo que hacías para ser una nueva persona, y decí: «Espíritu Santo, sin Ti no puedo. Ahora voy a entregarme a la Verdad, porque voy a practicarla, ahora sé qué tengo que hacer, porque quiero ser guiado por Tu Luz, por Tu Espíritu, por Tu Verdad, para ver y conocer lo que es bueno y aún no conozco». Una propuesta mejor que esta no existe.
Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
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