“Hágase Tu Voluntad…”

La Voluntad de Dios siempre será superior a la nuestra, porque Él no ve nuestra necesidad como nosotros la vemos. Nosotros vemos nuestras necesidades de afuera hacia adentro: pareja, trabajo, salud, familia, negocios, novia, es decir, algo o alguien que venga a añadir a nuestras vidas. Pero Dios no las ve así, Él las ve en el orden correcto, no de afuera hacia adentro, sino de adentro hacia afuera.

Por eso Dijo Dios que Él no ve como nosotros. El hombre ve el exterior. Muchos fuimos discriminados por la clase social, la nacionalidad, la apariencia, por una limitación física o una situación en la que fuimos juzgados por cómo nos vestíamos o nos comportábamos, por la manera en la que nos veían. La gente ve el exterior.

Pero Dios ve el corazón, el interior de cada uno. Y cuando rechazamos la Voluntad de Dios nos equivocamos en nuestras prioridades, priorizamos nuestras inclinaciones, costumbres, nuestra forma de ser, y esto acaba trayendo decepción, frustración, dolor y problemas que podrían ser evitados o hacer sido resueltos si de nuestra parte hubiera habido humildad para aceptar la Voluntad de Dios.

La Voluntad de Dios exige además de fe, humildad y obediencia. La Voluntad de Dios atiende la necesidad principal de mi alma dejándola en paz, segura de su Eternidad con Dios.

Dios respeta esa decisión de hacerse hijo de Él o no. ¿Y cómo se vuelve uno hijo de Dios?

• ¿Cuando se bautiza en las aguas? No necesariamente.
• ¿Cuando se hace miembro de una iglesia, o conoce las Escrituras de Génesis a Apocalipsis, hace caridades, trae sus diezmos y ofrendas a la Casa de Dios o cumple sus deberes como ciudadano? No necesariamente.
• No es por estas cosas que uno se hace hijo de Dios, los hijos de Dios hacen todo esto, pero son hijos de Dios los que primeramente aceptan a Jesús como su Único Señor y Suficiente Salvador. No tienen fe en ningún otro “dios”, solamente en Jesucristo que murió y Resucitó para Salvarlos.

La segunda cosa es creer en Él, entregarse a Él, obedecer Sus Enseñanzas con o sin voluntad, entendiendo o no, porque Él no Se equivoca. Saber que Su Voluntad es Buena, Agradable y Perfecta, pero que, para disfrutar esa Bondad, esa vida Agradable y Perfecta, hay que someterse, entregarse, creer, no noviar sino casarse con Él, tener intimidad con Él.

Hay mucha gente que solo quiere noviar con Jesús, hace sus ofrendas y sus oraciones, dice: “Bendíceme, protégeme”, pero no asume el compromiso, no entrega su vida por entero, no se casa, y por eso no tiene intimidad con Él. La intimidad con Dios es solo para los que Le temen, solamente el temor a las cosas sagradas hace que uno sea parte de la Familia de Dios.

Uno se hace hijo de Dios Santificando Su Nombre. Cuando me hago hijo de Dios obedeciendo Su Palabra, tengo certeza de que Él es mi Padre.

Puedo no tener nada ni a nadie, puedo conocer poco sobre las Escrituras Sagradas, pero porque vivo lo que Está Escrito tengo paz en mi conciencia, en mi alma y certeza de que Él es mi Padre y de que voy al Cielo si me muero ahora o si Él viene como Prometió a Arrebatarnos y librarnos de la gran tribulación —que puede suceder en cualquier instante en cumplimiento de las Profecías que anteceden el Regreso de Jesús como el Novio para librar a Su Novia, la Iglesia, que no es la institución sino los que nacieron del agua [Arrepentimiento sincero] y del Espíritu porque aceptaron, creyeron, siguieron al Señor  Jesús y santificaron Su Nombre con su carácter inmaculado, guardándose de adicciones, violencia, vanidades, maldad, honrando a Dios de verdad en primer lugar, priorizando a Dios, no a una iglesia o a una religión o a una denominación sino a Dios de verdad.

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Obispo Júlio Freitas
Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

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