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4.° miércoles del Corazón Perfecto

27 de diciembre 2023

En este 4.° miércoles del Corazón Perfecto, Dios habló y abrió el entendimiento de todos.

«Entonces vino a mí la Palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, cuando la casa de Israel habitaba en su propia tierra, ellos mismos la contaminaron con su conducta y con sus obras; como la impureza de una mujer en su menstruación fue su conducta delante de Mí. Por tanto, derramé Mi furor sobre ellos por la sangre que habían derramado sobre la tierra y por haberla contaminado con sus ídolos. Los esparcí entre las naciones y fueron dispersados por las tierras. Conforme a sus caminos y a sus obras los juzgué. Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron Mi santo nombre, porque de ellos se decía: Estos son el pueblo del Señor, y han salido de su tierra. Pero Yo he tenido compasión de Mi santo nombre, que la casa de Israel había profanado entre las naciones adonde fueron.» Ezequiel 36:16-21

Siempre debemos vigilar, porque el ser humano tiende a buscar a Dios cuando todo va mal, pero Le dan la espalda cuando todo va bien.

Debemos mantener el equilibrio, porque no podemos reaccionar bien ante las cosas malas, y mal ante las buenas.

Dios perdona, pero no tiene por inocente al pecador. Este cosechará las consecuencias para aprender, madurar y no repetir lo que hizo un día.

Cuando alguien es llamado y es escogido, al obedecer la Palabra, debe santificar también su propio nombre, que, además de pertenecer a la familia de Dios, está escrito en el Libro de la Vida.

«Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Dios: No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por Mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis. Vindicaré la santidad de Mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que Yo soy el Señor —declara el Señor Dios— cuando demuestre Mi santidad entre vosotros a la vista de ellas. Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia tierra. Entonces os rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros Mi Espíritu y haré que andéis en Mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente Mis ordenanzas.» Ezequiel 36:22-27

No importa lo distante que la persona esté, si es sincera y reconoce que no obedeció a Dios, Él la rescatará. Dios, por amor a Su nombre, lo liberó de la muerte.

Dios quiere lavarlo de toda la suciedad e idolatría, con el agua limpia, que representa la Palabra de Dios. Ella lava nuestra mente de todos los sofismas, manías, costumbres, que ponen en riesgo nuestras vidas, nuestras almas.

Esta agua también representa el bautismo en las aguas, que es tomar la actitud de cambiar y no solo decirlo con palabras.

El arrepentimiento no es un sentimiento, por eso, la persona no necesita sentir para ser bautizada. Es necesario creer como dicen las Escrituras.

El placer que el diablo siente es la tristeza que Dios siente al ver que Su creación lo sirve.

Tener un corazón nuevo es tener un corazón según el corazón de Dios, inclinado a la razón.

Dios nos limpia para darnos un corazón nuevo, pero, para eso, es necesario tener cuidado para no seguir a las multitudes. Debemos usar la razón y no ser influenciados por lo que escuchamos, vemos y sentimos. Basemos nuestra vida en lo que dice la Palabra.

Dios nos dará un nuevo espíritu, un nuevo corazón, para darnos Su Espíritu y para que andemos en Sus estatutos y cumplamos Sus mandamientos.

Cuando no hay un espíritu nuevo, no hay un corazón perfecto.

De aquí en adelante, todo será diferente.

Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

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