El Gozo
El Señor Jesús deja claro que los que están en Él tienen que llevar mucho fruto, refiriéndose al Espíritu Santo. Es decir, el que está en Jesús obligatoriamente debe recibir al Espíritu de Cristo, al Espíritu Santo. Es imposible que la persona esté en Jesús y que no reciba Su Espíritu; no es inteligente, no es coherente, no es aceptable no tenerLo.
Es imposible que el que Lo siga, Lo obedezca, practique Su Palabra y Sus Enseñanzas, esté en la oscuridad. Aunque la persona sea nueva en la fe, con el Espíritu Santo madura y aprende, porque Él enseña, revela cómo debe ser, lo que debe pensar o no, lo que debe decir o no, cómo debe reaccionar.
El Señor Jesús afirmó:
El Espíritu Santo «… os guiará a toda la verdad…», Juan 16:13.
«Estas cosas os he hablado, para que Mi Gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto.» Juan 15:11.
Este Gozo perfecto es la Alegría, y no se compara con la de un problema resuelto o un sueño realizado, porque esta viene y se va de acuerdo con las circunstancias, pero el Gozo de tener al Espíritu Santo, de haberse convertido en hijo de Dios, el Gozo de la Salvación y el Gozo de ser testigo de Jesús no pasa, aun en medio de las dificultades.
Como está escrito en Gálatas 5:22:
«Mas el Fruto del Espíritu es Amor…». Gálatas 5:22.
Este es el primer Fruto de los nueve, porque es un Espíritu que, a través de las nueve Características, revela el carácter de Dios y el carácter del que tiene Su Espíritu. Si usted es bautizado con el Espíritu Santo, está sellado, tiene la señal de que es de Dios, es Su propiedad, tiene amor:
«… Gozo, Paz, Paciencia, Benignidad, Bondad, Fidelidad, Mansedumbre, Dominio propio…». Gálatas 5:22.
El segundo fruto es el Gozo, la alegría continua
El Gozo como Fruto del Espíritu Santo es mucho más que una simple sensación de bienestar, se trata de algo en el alma de la persona, una «alegría sin explicación», una frase conocida entre los que ya tuvieron esta experiencia.
Es un Gozo de perdón, Salvación y gratitud. Es algo sublime que Dios le da al pecador arrepentido, convertido y entregado. Cuando una persona no tiene al Espíritu Santo y sufre un problema, una decepción, un accidente o una pérdida, se entristece, sin embargo, cuando tiene ese Gozo, logra superar esa tristeza.
La felicidad que existe en los que tienen al Espíritu Santo es el resultado de una comunión con el Altísimo.
Es como en una pareja, cuando hay comunión, gozo, placer de estar cerca uno del otro es porque hay unión; si no hay esta convivencia, no hay gozo y tampoco paz.
Así también es con Dios. Este gozo no proviene de la capacidad o del tiempo de iglesia, sino de tener vida con Dios, cuando tiene vida con Él, dentro o fuera de la iglesia, tiene momentos con Él, aunque nadie lo vea, porque sabe que el Espíritu Santo está allí. Usted Le habla, Le cuenta, Le abre el corazón, si tiene que llorar llora, si se tiene que reír se ríe, tiene gozo, placer de estar y de hablar con Él.
Dios se siente valorado cuando Le habla, Le transmite lo que le pasa, lo que siente y lo que necesita.
El propio Dios experimenta esta sensación, como está escrito:
«… No os entristezcáis, porque la Alegría del Señor es vuestra fortaleza.» Nehemías 8:10.
Vea cómo es Dios, Él sabe lo que sentimos, ¿qué pueden hacer las lamentaciones y la tristeza por las pérdidas pasadas? Aprendamos con los errores del pasado, aprendamos con los errores de los demás y con los nuestros para no repetirlos en el presente ni en el futuro.
«… No os entristezcáis, porque la Alegría del Señor es vuestra fortaleza» Nehemías 8:10.
es una orden, porque Dios Se alegra cuando usted se pone fuerte, vea que esta fuerza empieza en nuestro interior, en reprender nuestras tristezas. No se entregue a sus tristezas, son parte de la vida, pero el gozo tiene que ser permanente, el Gozo de la Salvación, el Gozo de ser hijo de Dios.
Cuando una persona recibe al Espíritu Santo se vuelve hijo de Dios, miembro de la Familia de Dios, no es religioso ni fanático, sino que es centrado y equilibrado. Tiene imperfecciones, porque es humano, pero es definido. Si tropieza, se levanta, no permanece caído, si pasa por situaciones difíciles, las enfrenta con la cabeza erguida, si tiene que llorar llora, se enjuga las lágrimas y sigue adelante, es un soldado, es una mujer o un hombre fuerte, y no emotivo, no lleno de autocompasión ni espera que otros vengan a alagar su ego, solo lo consuela el Espíritu Santo.
«Bienaventurados los que lloran…» Mateo 5:4.
cuando la persona tiene al Espíritu de Dios llora, pero el Espíritu Santo la consuela.
Dios jamás apreció el desánimo, al contrario, Su Palabra dice así:
«Servid al Señor con alegría; venid ante Él con cánticos de júbilo», Salmos 100:2.
El Gozo en el Señor es un Don de Dios, Su pueblo se regocija al saber que Él está sentado en Su Trono y que todo está bajo Su control. Esa Alegría es verdadera, porque es inspirada por el Espíritu Santo, por lo tanto, produce esperanza, valentía, confianza en el Señor Jesús y satisfacción por estar vivos en Él.
El que tiene el Gozo del Espíritu Santo está vivo en Jesús y está muerto para sus inclinaciones, manías, pecados y pasado.
«Gloriaos en Su Santo Nombre; alégrese el corazón de los que buscan al Señor.» Salmos 105:3.
Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
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