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Nuestra justicia debe superar a la de los escribas y fariseos

28 de marzo 2025

Nuestra justicia debe superar a la de los escribas y fariseos

Después de Enseñar las 9 Bienaventuranzas, el secreto de la verdadera felicidad, Jesús Dijo que debemos ser la sal de la tierra, y a seguir Reafirmo nuestra responsabilidad espiritual  cuando Dijo que debemos ser la luz del mundo, y siguió enseñando …

“No penséis que he venido para abolir la Ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir”. Mateo 5:17

 – Los fariseos (religiosos de la época) acusaban al Señor Jesús de «no guardar la Ley», ¡pero era exactamente lo contrario! Eran ellos los que despreciaban a las Escrituras para dar prioridad a sus propias tradiciones religiosas y culturales.

– El Señor Jesús jamás pasó por alto ningún Mandamiento ni profecía; al contrario, honró y cumplió todo lo que estaba Escrito.

– Él fue el Único Hombre que obedeció perfectamente todos los Preceptos de la Ley, sin fallar en ningún punto. Como el Mesías, fue Perfecto(Completo) para que, por medio de Él, seamos libres de toda maldición y, por la fe, alcancemos las Promesas hechas a Abraham.

– El Señor Jesús dejó claro que Él no vino para cancelar la Ley. Pues los Mandamientos de Dios, las Leyes, los Preceptos del Señor fueron dados porque tienen 3 Poderes:

1º- NOS LIBERAN

Los 10 Mandamientos y todos los Preceptos de Dios son verdaderos, todo lo que Dios enseña, cómo relacionarnos con Él y con las personas, los Preceptos nos enseña cómo cuidar del templo del Espíritu Santo como nuestra salud, cómo debe ser la relación entre hermanos, entre patrón y empleado, cómo comportarse socialmente, con los demás., Él habló de detalles, hasta de la higiene personal. Dios entra en detalles para que nadie diga que no entendió o que no sabía.

Pero Él nunca va a obligar a nadie a obedecer. Él dijo que no había venido a cancelar la Ley, porque la Ley libera. Cuando yo obedezco las Leyes de Dios me vuelvo una persona libre de sofismas, ideologías, tradiciones, fantasías, costumbres y así me vuelvo realizada, porque Sus Leyes me disciplinan, me fortalecen, me educan en todos los sentidos. Todos los que hoy son considerados un profesional, adquirió esta profesión haciendo 2 cosas: estudiando y practicando. Si no practica no tiene éxito y se vuelve una persona sin habilidad, sin experiencia, no aprende con sus errores y no evoluciona.

Dios nos da Sus Leyes para que seamos libres, para que nuestras emociones y nadie nos venga a manipular, a esclavizar o a destruir.

2º- NOS REALIZAN

Usted se vuelve una persona realizada. Su confianza en Dios Su Promesas por haber Le obedecido, crece, desarrolla, se fortalece y así también su autoconfianza sube. Usted cree en Dios y en usted mismo, como Enseñó Jesús, a amar a Dios y a amar al prójimo como a usted mismo. Debe amarse y valorarse, para amar al prójimo primero tiene que amar a Dios y a usted mismo. Los Mandamientos del Altísimo son, Maravillosos, educadores en todo y realizadores, no existió, no existe y jamás existirá alguien que haya obedecidos los Mandamientos del Altísimo y que haya sido frutado.

3º- NOS BLINDAN

Los Mandamientos de Dios tienen el poder de blindarnos ante los malos pensamientos, sentimientos, inclinaciones… y espíritus malignos, los principados, las potestades y las fuerzas del mal y dominadoras, que no vemos pero existen, no pueden nos manipular o tocar.

La Biblia revela esto, que ellos quieren destruirnos, tocarnos.

satanás, el líder de esos espíritus malignos que son ángeles caídos porque se rebelaron contra Dios, tiene por objetivo 3 cosas: robar, matar y destruir.

Jesús vino a hacer lo contrario, Él vino a rescatarnos del pecado a través del Perdón, a Salvarnos, a Restaurarnos y a darnos la oportunidad de ser hijos de Dios.

Él fue el Mesías, el Ungido de Dios que Cumplió con todos los Mandamientos y Leyes del Padre Celestial, para que sean hechos hijos de Dios como Él es.

Todo verdadero siervo, cristiano, creyente en el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, el Dios Vivo que envió al Mesías, al Salvador, acepta las Leyes, los Mandamientos y los Decretos del Señor, porque sabe que aunque contraríen nuestra naturaleza humana y pecaminosa nos liberan, nos realizan y nos blindan.

“Porque en verdad os digo que hasta que pasen el Cielo y la Tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que toda se cumpla”. Mateo 5:18

Los religiosos cumplían con algunas leyes, diezmaban, ofrendaban, oraban con largas oraciones llamando la atención de la gente. Iban al Templo pero no para servir al Señor, sino para buscar halagos. Y eso desagradó profundamente a Dios, porque las Leyes no habían sido dadas para que apareciéramos ante los demás, sino para que Lo sirviéramos aún más.

El mal astutamente empezó a engañar a las personas vanidosas y religiosas que hacían algunas cosas, pagando los diezmos, haciendo sus largas oraciones para presionar los demás, yendo al Templo, y supuestamente servían a Dios, pero seguían guardando rencor, extorsionando al prójimo, mintiendo, adulterando, prestando con interés… Se volvieron fanáticas, al extremo de criticar a Jesús por sanar, liberar y perdonar personas en el Sábado.

Cuando la persona mezcla la religión con las Enseñanzas de Dios se vuelve hipócrita, falsa. Como Dijo Jesús: “… si estás presentando tu ofrenda en el Altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del Altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”. Mateo 5:23, 24 Antes de poner la ofrenda en el Altar mire su corazón, la ofrenda es importante, porque ella es la única cosa capaz materialmente hablando, que representa su vida y no se puede presentar de cualquier manera en el Altar de Dios. Puede mejorar en muchas cosas, por ejemplo, perdonando, para que Dios le perdone también.

Dios está más interesado en el ofrendante que en la ofrenda. Porque una depende de la otra.

Que no se pierda ni una tilde de la Ley. Cuidado con manipular la Palabra de Dios, vea lo que dijo Jesús:

“Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos Mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el Reino de los Cielos…” Mateo 5:19

Cualquiera es cualquiera, ya sea presidente, ministro, abogado, juez, doctor, maestro, madre, hijo, obispo, pastor, obrero, miembro…

Si la persona elige desobedecer y motiva a otros a hacerlo está comprometiendo su alma, su vida, y el alma de los otros. Vea la responsabilidad que tenemos. Esta Enseñanza de Jesús no agradó a muchos, como tampoco agrada hoy. Sine embargo, acéptala, practíquela, porque a través de usted otros deben ser evangelizados, bendecidos y salvos.

“… pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será Llamado grande en el Reino de los Cielos”. Mateo 5:19

Es cuando practico la Palabra de Dios, que soy empoderado para enseñarLa porque la practiqué…Vea el orden: yo aprendí, practico, y ahora puedo enseñar. Los religiosos querían enseñar sin practicar, y eso pone en peligro su propia alma y el alma de los que lo rodean.

Dice que no se puede engañar y miente, dice que no se pueden tocar las primicias pero defrauda al prójimo, dice que no guarde rencor y desea el mal al prójimo. Toda enseñanza se vuelve improductiva si no es acompañada de práctica – obediencia.

El que practica y enseña será grande en el Reino de los Cielos, es decir, por toda la Eternidad.

¿Qué es lo que más buscan las personas en nuestra sociedad? Ser grandes, tener estatus, fama, ser halagadas. ¿Quién les enseñó? Nadie. Es de nuestra naturaleza humana querer ser grande. Cuando niños es porque hay pureza, pero quien lo arrastra para su vida adulta se vuelve tóxico, problemático, impulsivo, prepotente, soberbio: “que las personas cambien y me complazcan, yo no voy a cambiar”.

Esta falta de evaluación personal hace que usted hasta alcance a ser famoso, exitoso, rico, con títulos, pero para Dios será un extraño, sal sin sabor y un apagado.

Jesús le está dando continuidad a la Prédica… para que seamos verdaderamente ferices.

Si quiere realmente ser Salvo, dar sabor y alumbrar, no acepte no cumplir con la Ley. En Jesús podemos recibir el Perdón Divino y practicar lo que Él nos ha enseñado, con limitaciones, porque solo Él cumplió con todas la Leyes, Preceptos y Mandamientos, dejándonos un ejemplo para seguir.

Yo no tengo que espejarme en los que no quieren, sino en los que quieren, creen y obedecen. Quizá acá en la Tierra no sea grande, pero en el Reino de los Cielos seré grande, y no por algunos años, sino por toda la Eternidad. La vida empieza acá pero no termina acá, este cuerpo volverá al polvo, pero Jesús quiere que el alma que está en nuestro interior permanezca con Él por toda la eternidad.  

Allá hay pequeños y grandes, unos serán más y otros menos Galardonados, porque Dios respeta la decisión de cada uno en obedecer o desobedecer.

Si yo obedezco parcialmente sufriré las consecuencias. Si yo obedezco incondicionalmente, con o sin voluntad, entendiendo o sin entender… eso se llama fe en el Dios Vivo que nunca decepcionó y jamás decepcionará.

“Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”. Mateo 5:20

Los que escribían la ley tenían un trabajo muy importante para aquella época, pero no es porque escribes o porque enseñas, y los fariseos cumplían al máximo la ley, al extremo de no poder comer sin antes lavar sus manos, pero Jesús les enseñó que lo que más contamina al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella, porque viene del corazón.

Él dijo que por nuestras palabras seremos bendecidos si somos verdaderos, o condenados si somos mentirosos. Primero por nuestra propia conciencia y después por nuestra propia alma.

Jesús deja claro que nuestra justicia tiene que superar (ascensión): no mirar a los lados, perdonarnos y perdonar a quien nos ofendió, y seguir adelante, no parar, y tener en cuenta que nuestra justicia tiene que superar a los que conocen, predican y escriben y a los fariseos que viven de la religión, si no es así no entraremos al Reino de los Cielos.

Sea justo. Ser justo para Dios es reconocer su pecado y abandonarlo.

No condene, Jesús no vino a condenar. Quiénes somos para condenar a los demás, nos corresponde ser justos.  

Ser justo es ser sincero, verdadero, simple, con la conciencia en paz, el corazón puro y las manos limpias.

Jesús quiere el bien del alma, que se va a reflejar en la familia y en la sociedad y así todos disfrutaremos del bien común.

No tire ni un papel a la calle porque alguien va a tener que limpiar. Aunque usted pague sus impuestos, las personas que limpian tienen valor, ¿por qué voy a tirar la basura a la calle si la puedo tirar en el basurero?

No le pida a su empleado más de lo que fue acordado, no espere que su empleado lleve la empresa en su espalda, porque el dueño es usted, y es el responsable de que la empresa vaya adelante.

No sea demasiado perfeccionista con sus hijos, no los amenace. No eduque con amenazas sino con el ejemplo y con la disciplina. Si se equivocan, explíqueles las consecuencias, no los maldiga nunca. No les escatime la disciplina, para que mañana sean adultos de provecho que sumen a su familia y a la sociedad.

Si tiene la oportunidad de engañar, de maltratar o de sacar algo más de alguien, no tome lo que no le corresponde, no quiera sacar ventaja.

O usted confía en Dios y es diezmista, ofrendante, trabajador, honesto y justo y Dios le bendice y usted prospera, o va a ser uno más de los que engañan y roban un poquito más.

Sea la cantidad que sea, usted pierde con Dios y no va a disfrutar ni un centavo de lo que robó, porque no hay bendición ni justicia.

Si los domingos llega tarde, después de que la reunión empezó porque no se organiza para llegar temprano, busque llegar temprano, en espíritu de oración.

Todo lo que hacemos para Dios es una ofrenda, hasta cuando cantamos con fe.

Principalmente las cosas más sencillas son las que agradan a Dios.

Él observa todo, hasta las tildes.

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Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!