Blog Mensajes

¡Tenga cuidado!

30 de diciembre 2024

¡Tenga cuidado!

«Y Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?». Mateo 9:4

Desde el inicio, Dios les dejó en claro a Sus discípulos que la levadura, es decir, la mentira, no puede formar parte de su carácter, vida y servicio a Él.

La levadura es lo que le da la belleza al pan, y cumple el papel de hacer que la masa crezca, que se vea linda y atrayente. Pero con Dios no podemos ser así, Él no tolera la hipocresía ni la falsa apariencia. Es una ofensa a Él, como si no creyera que Él es capaz de saber lo que pienso, lo que siento y lo que soy en ausencia de los demás.

«Ninguna ofrenda […] que ofrezcáis al Señor será hecha con levadura…». Levítico 2:11

Los peores hipócritas son los conocedores de la Palabra, que muestran algo que no son, ignorando el hecho de que Dios ya sabe todas las cosas. Esta actitud hiere profundamente a Dios.

Cuando desprecia el cuidado de su Salvación, también pone en peligro, inconscientemente, el alma de los que forman parte de su vida, porque verán en usted hipocresía, una fe ciega y religiosa. Al faltarle el respeto a los demás, también Le está faltando el respeto a Dios, porque el que honra a Dios honra a su prójimo.

«… Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía». Lucas 12:1

Los fariseos eran doctores de la ley, autoridades, que profesaban la fe en el Dios Vivo de Abraham, de Isaac, de Israel, cumplían algunas leyes, pero se sentían en el derecho de adulterar, de tocar la ofrenda, de mentir, de juzgar al prójimo. Eran personas religiosas y le exigían al pueblo el cumplimiento de las leyes, además de sus ofrendas.

No somos perfectos, pero, aun así, Dios exige de nosotros sinceridad, transparencia, honestidad y verdad.

La hipocresía se traduce como mentira, es hacer algo contrario a la verdad, como guardar rencor, ver la “paja” en el ojo del hermano, no en sí mismo.

Los hipócritas ponían una carga pesada sobre el pueblo, pero ellos “no movían ni un dedo”. Criticaban a Jesús porque curaba los sábados e incluso Lo llamaron Belcebú.

Los fariseos ofrendaban, pero guardaban resentimiento en el corazón, por eso, Jesús les dijo que primero debemos reconciliarnos con nuestro hermano.

“Y Él les encargaba diciendo: ¡Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. Marcos 8:15

El que no quiere hacer lo que es bueno se molesta con los que lo hacen e incluso los que anuncian, predican y enseñan. La verdad incomoda y neutraliza el poder de la hipocresía.

Satanás, sus demonios e hijos trabajan con la hipocresía; en cambio, Dios, Sus ángeles e hijos trabajan con la verdad. Acepte la Verdad. Saque la levadura de sus ojos, de su lengua, de sus oídos y de su corazón.

Al escuchar este mensaje, no debe sentirse condenado, excluido o mal, sino amado, porque Jesús habló sobre esto con Sus discípulos. Es decir, nosotros podemos ser hipócritas, y Él nos está advirtiendo: “Ustedes que Me conocen y Me siguen, cuidado, no se engañen ni engañen a los demás, no piensen que, porque los demás los ven en la iglesia dando testimonio, orando, alabando, participando de la Santa Cena, Yo no sé quiénes son realmente, y quiero que sepas Quién soy. Soy tu Padre, tu Dios, tu amigo, y te considero como Mi hermano”.

Jesús primero nos llamó seguidores, luego, discípulos, siervos, amigos y, por último, hermanos. ¿En qué nivel está usted?

Una observación muy importante, Él nunca nos mandó a tener cuidado con los demonios ni con los enemigos, ni con los problemas, las persecuciones o las dificultades, sino con los que se nos acercan con la Palabra, con el título, con la posición, con el estatus social, los “Herodes” de la vida.

La levadura de Herodes es la vanidad, el estatus, la apariencia, la seducción.

Él nos dice que tengamos cuidado con la levadura de los fariseos, de los religiosos y de los Herodes. Esta levadura existe y entra en pequeñas cantidades, si usted no la quita, se vuelve un fariseo y un “Herodes” dentro de la iglesia.

Los indolentes que no tienen principios, gastan su tiempo en cosas que no valen ni le añaden nada y, cuando abren la boca, solo salen palabras vacías, sin valor ni sabiduría.

Quítese la levadura, si alguien quiere agregarle, aunque sea una cucharadita, ¡cuidado! La levadura siempre existirá, la mentira siempre existirá, pero la verdad siempre prevalecerá, es más difícil, pero es lo que nos libera, nos realiza y nos protege.

Acepte esta palabra, porque no es mía, no es de la Iglesia, sino de Dios.

¿Le ha ayudado este blog? Cuénteme su experiencia en los comentarios.

Obispo Júlio Freitas
Nos vemos en la IURD o en las Nubes!