10 de febrero
Vivir en la justicia incomoda nuestra carne, pero agrada a Dios.
¡Los que tienen la vida fundamentada en la obediencia a la Palabra de Dios, están ceñidos con la verdad y permanecen firmes!
La Armadura de Dios es una vestimenta invisible a los ojos humanos, pero visible a los ojos del diablo y sus demonios.
Aquel que es fiel a Dios no camina solo, pues el Altísimo lo bendice de manera sobrenatural.
Dios no nos acepta por partes, porque Él se entregó totalmente a nosotros en Sacrificio Vivo, Santo y Agradable en la cruz.