6 de octubre
Cuando nos sujetamos a los mandamientos de Dios, ¡pasamos a habitar en Su abrigo!
Para ser discípulos de Dios, primero necesitamos ser disciplinado en todo lo que hacemos.
Dios nos dio libre albedrío a la hora de tomar decisiones, solo que cada acto tiene sus consecuencias.
Cuando doy pasos firmes sobre la Palabra de Dios y no sobre lo que siento o veo alrededor, el propio Dios me sustenta.