26 de febrero
Quien considera a Dios como Padre, Señor y Dios de su vida tiene una confianza firme, porque nada lo acusa.
Quien considera a Dios como Padre, Señor y Dios de su vida tiene una confianza firme, porque nada lo acusa.
Nuestro testimonio de carácter, fe y vida tiene poder para evangelizar, liberar y salvar almas.
El primer enemigo de la fe es la duda y, solamente al tomar el escudo de la fe, somos capaces de vencerlo.
La vida del cristiano es un campo de batalla y es necesario tener la Armadura de Dios para vencer esa guerra.
El perdón no es una cuestión de sentir; el perdón es necesario para que seamos perdonados.
El temor del Señor nos vuelve fuertes, valientes y resilientes para superar todas las tentaciones, dificultades y persecuciones.
¡Mire hacia adelante! Su pasado usted no lo puede cambiar, pero puede aprender con él para no cometer los mismos errores.