¡¿No lo sabía?!

¿Será la serpiente Taipán?

¡NO!

¿Será la serpiente Marrón?
¡NO!

¿Será entonces la serpiente Krait?
¡NO!

Las tres serpientes que más matan en el mundo son:

La primera es la serpiente de la mentira.
Ella le roba la seguridad, la tranquilidad y la paz interior…
Una mentira atrae otra mentira, todo para cubrir la primera y tendrá que decir otra mentira, y así sucesivamente. De esta manera, empeora su estado emocional, familiar, escolar, social, entre otros.

La segunda es la serpiente de la ingratitud.
Ella lo hace un adolescente frío, egoísta, materialista e indisciplinado.
La ingratitud lo hace despreciar a los padres, a los hermanos y todo lo que ellos hacen por su bienestar.
La ingratitud lo hace soberbio, orgulloso e ingrato, no valora el esfuerzo, los sacrificios de las personas que forman parte de su vida como sus padres, abuelos, tutores, etc.

La tercera es la serpiente de los complejos.
Los complejos lo excluyen de su familia, de sus amigos, de sus compañeros, de las personas que lo rodean.
El complejo lo engaña haciéndole creer que:
no es capaz, nadie lo valora;
no puede cambiar o mejorar,
no es suficiente;
es fea, flaco, gorda, débil, burro, etc.

¿Sabe lo que esas serpientes tienen en común?

Matan sus víctimas desde adentro, asfixiándolas, haciéndolas introvertidas, calladas, extremadamente tímidas, agresivas.
Se quedan horas en el celular, en la Tablet, en la computadora, en un submundo virtual.
Se automutilan. No se esfuerzan por practicar actividad física o hacer algún deporte, mucho menos actividades en familia.

Uno de los efectos de las víctimas de estas serpientes es que llevan al adolescente envenenado a:
querer agradar a todos,
buscar la aprobación de los demás,
someterse a maltratos verbales, físicos, sexuales y emocionales, con la falsa esperanza de ser aprobados, reconocidos por la sociedad en la que vivimos, donde todo es apariencia.

Mire lo que Jesucristo dijo:

«Tengan la seguridad de que les he dado autoridad de aplastar escorpiones y serpientes, y autoridad sobre todo el poder del enemigo. Nada les hará daño. Pero no se alegren tanto de dominar a los espíritus, sino de que sus nombres están escritos en el Cielo.» Lucas 10:19-20 PDT

Haga una oración sincera a Dios pidiéndole que le extraiga ese veneno de la mente, del corazón, de su carácter.
Es necesario que diga el veneno que está ahí, dentro de usted.
Hable con sus padres y con los consejeros de la FTU de su iglesia.

¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!
Ob. Júlio Freitas

#IglesiaUniversal
#TemploDeLosMilagros
#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente