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2.º Poder del Padre Nuestro: Venga Tu Reino

23 de octubre 2024

“Padre nuestro que estás en los Cielos, Santificado sea Tu nombre…”. Mateo 6:10

Aquí hay dos poderes. El 1.º poder que Jesús nos da es el de volvernos hijos de Dios. Desgraciadamente, no todos son hijos de Dios, también hay hijos de las tinieblas, del diablo.

Muchos ponen su fe en “dioses” que no son dioses, creados por las religiones, por las manos y las mentes humanas inspiradas por los espíritus engañadores. Algunos creen en horóscopos o en cosas místicas como cintas rojas para “atraer suerte” o “protegerlos” del mal de ojo, cuando en realidad el efecto es exactamente opuesto, porque están agradando al mal.

Cuando hacemos estas cosas, amamos a alguien más que a Dios, por eso fracasamos, porque nos volvemos egoístas, hipersentimentales, vengativos, emotivos, posesivos, entre otras cosas. Sin embargo, si Lo amamos a Él más que a todo, cumpliremos el trabajo que nos confió, cuidando, amando e incluso dando la vida por el prójimo.

Entonces, el 1.º paso es aceptarlo como Único Señor y Salvador, seguir Su ejemplo de obediencia, humildad, confianza y amor incondicional.

El 2.º paso es creer en Él, entregar la vida, confesar los pecados y dejar de aferrarse a las cosas de este mundo, porque todo va a pasar. Es importante recordar que lo único que conquistamos en vida y que llevaremos después de la muerte no es un título, un bien, la familia, los negocios ni las obras de caridad, sino la salvación del alma. De esta manera, pasaremos la eternidad con Dios, no en la muerte eterna, apartado de Dios y condenado al sufrimiento con los demonios, con los que rechazaron al Señor como su Salvador.

Debemos creer en Sus enseñanzas y aceptar Su ejemplo de Hijo. Él fue el primer Hijo, para darnos la oportunidad de volvernos hijos de Dios. Si aceptamos Sus enseñanzas, santificamos Su nombre por medio de un carácter irreprensible, siendo verdaderos, sinceros, honestos y responsables por nuestras acciones, decisiones y prioridades. Solo santificamos el nombre de Dios cuando nos sometemos a Él, a Su Palabra, a Su Voluntad.

El 2.º poder del Padre nuestro es “Venga Tu Reino”.

Este Reino es el Espíritu Santo. El Señor Jesús dijo que el Reino de Dios aquí en la Tierra estaría entre nosotros, para darnos la fe, el don del arrepentimiento y el deseo de querer conocerlo. Es Él quien nos da la oportunidad para ser hijos y siervos de Dios.

Si realmente nos esforzamos en honrar a Dios, no solo con pensamientos o palabras, sino también con actitudes y decisiones, priorizándolo como nuestro Señor, Dios y Salvador, debemos decir con frecuencia: “Venga Tu Reino, habite Tu Espíritu en mí”. El Espíritu Santo nos da alegría, intrepidez, humildad, perseverancia, definición e indignación contra todo lo injusto que intenta separarnos de Dios.

Para formar parte de una nación debemos cumplir las leyes de esa nación, las obligaciones como ciudadano; debemos pagar los impuestos y someternos a las leyes de tránsito, de seguridad. En toda nación, la persona es considerada una ciudadana cuando nace allí o cuando se somete a las leyes establecidas para volverse una ciudadana. No es algo que se da de la noche a la mañana.

Con Dios no es diferente, Él quiere que vivamos en Su Reino aquí en la Tierra, pero esto requiere que actuemos como ciudadanos del Reino de Dios, para que, al morir, vayamos a vivir al Reino de los Cielos.

¿Cuál es la barrera que impide que las personas se vuelvan ciudadanas del Reino de Dios?

  • El prejuicio hacia lo sagrado, la resistencia de que Dios esté en primer lugar.

La 1.ª cosa es DIOS en primer lugar

  • Él es la base de todo. Incluso, lo enfatizó en el primer mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas”.

La 2.ª cosa es el ESPÍRITU SANTO que nos guía.

  • Yo amo a Dios de todo mi corazón y busco al Espíritu Santo, que es el Único que no nos deja huérfanos. Jesús envió al Espíritu Santo para que habite en nosotros, para que no seamos huérfanos, para que aprendamos a ser mejores ciudadanos, padres, hijos, hermanos y cónyuges.

La 3ª cosa es la PALABRA DE DIOS.

  • La Palabra de Dios produce fe; es por medio de esta Palabra que somos libres de engaños, sofismas, tradiciones, manías feas e inclinaciones personales.
  • Necesitamos la Palabra y el Espíritu, pero antes Dios debe estar en primer lugar. Él debe ser la base de nuestra vida, no una religión, una fe emotiva, caridades o estatus social.

Cuando Él está en primer lugar, significa que superamos el prejuicio que la sociedad ha tenido en contra de lo Sagrado.

¿Le ha ayudado este blog? Cuénteme su experiencia en los comentarios.

Obispo Júlio Freitas
Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

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