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¿Usted pide oración para salir de la prisión o para…?

19 de junio 2023

¿Usted pide oración para salir de la prisión o para…?

Se habla con frecuencia sobre las cartas del apóstol Pablo y de lo mucho que fue usado por Dios, pero lo que pocas personas saben es que buena parte de lo que escribió fue mientras estuvo en prisión.

Mientras estuvo preso, el Espíritu Santo usó al apóstol Pablo para advertir sobre la guerra espiritual que hay, tanto dentro como fuera de la cárcel, también enseñó de qué manera se debe proteger contra el mal:

«Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la Salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios…» Efesios 6:13-17

Allí, dentro de la fétida, oscura y fría prisión, Pablo trabó una guerra contra principados, potestades, fuerzas del mal y dominadores que querían desanimarlo, oprimirlo, acobardarlo, matarlo y enloquecerlo para que, si él se acomodaba, negaba la fe, se revele contra Dios.

Incluso viviendo horrores en la prisión, Él siguió firme en la fe porque, aunque estuvo preso físicamente, fue libre y fuerte para usar toda la armadura Divina.

Y tal vez usted, obrero, pastor, esposa, auxiliar, evangelista, siervo de Dios, también esté en una «prisión», en este exacto momento.

No sé cuál es su «prisión» o su limitación, pero una cosa sé: los siervos de Dios también llegan a ese lugar. No solo a la prisión física, así como los primeros cristianos y el obispo Macedo, sino la prisión de las limitaciones que, desde el punto de vista humana, intentan convencerlo de que no puede servir más a Dios.

Pablo estuvo preso, pero no muerto; preso, pero no mudo; preso, pero no cobarde, y esto es lo que debe entender, sin importar cuál sea su limitación.

Usted puede pensar:
— «Estoy atravesando un divorcio…»
— «Perdí mi empresa, mi trabajo…»
— «Acabo de enterrar a mi hermano, hijo, madre…»
— «Me diagnosticaron una enfermedad…»
— «Estoy pasando por una injusticia en la obra de Dios…»
— «Hace muchos años que lucho por mi familia y aún nadie se convirtió…»

Si está pasando por una situación difícil es para que Dios quede en evidencia, ¡no usted!

Observe:

«… orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos…» Efesios 6:18

Es decir, el Espíritu Santo nos dice: «¡Vamos! ¡Levántate! ¡Sigue hacia delante! Persevera en la práctica de lo que es correcto, bueno y agradable a Dios. No te detengas, porque, si lo haces, serás golpeado. ¡Ponte toda la armadura y no te la saques!».

Póngase toda la armadura, porque con ella vencerá principados, potestades, fuerzas del mal y dominadores.

Vea que, incluso con toda la armadura de Dios necesitamos perseverar con oraciones y súplicas. ¿Por qué? Porque la peor guerra sucede en su mente. Y, si no vence en su mente, no vencerá las demás guerras; sea en el matrimonio, en la salud, en la vida económica o en la obra de Dios.

«… y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del Evangelio…» Efesios 6:19

Amigo mío, amiga mía, ya estuve en varias «prisiones» sirviendo a Jesús, y cada una peor que la otra. No sé cuál fue su experiencia, pero las mías solo empeoran con el paso de los años, tienden a aumentar, no a disminuir. Eso pasó con nuestro Señor Jesús, Sus discípulos y no será diferente con nosotros.

En la prisión espiritual no hay sentimiento, no hay madre, pastor, obrero, obispo, no hay nadie. ¡Es usted, satanás y el Espíritu Santo! Si no está bien espiritualmente, allí, en la «prisión», se rinde, niega la fe.

Sepa que a veces usted no es más usado por Dios porque, en lugar de enfocarse en la unción que Él le dio, en el Evangelio que usted conoce y anuncia, se enfoca en problemas personales, limitaciones personales, errores de otros, en la exclusión de otros.

«… por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.» Efesios 6:20

En otras palabras, sea embajador del Evangelio de Cristo, no embajador de sus problemas, de sus limitaciones, del problema de otros y de los errores de los demás.

¡Deje de hablar de los demás, deje de mirar a los demás, deje de lamentarse y sea un embajador del Evangelio de Cristo!

¡Confíe! Dios nunca desamparó un siervo Suyo.
Su vergüenza es la vergüenza de Dios. Su honra es la honra de Él.

Sirva a Dios, no niegue su fe, no murmure y no se saque la armadura.
Pablo no se enfocó en sus necesidades personales, sino en su misión.

Por eso, ¡despierte! Jesús está volviendo para buscar Su iglesia y librarnos de la gran tribulación que está por venir sobre toda la tierra.
Y Él quiere encontrarlo, sea en la prisión, en el Altar, en el hospital, en el trabajo, en la cárcel, en casa, en el auto, dondequiera que sea, como embajador del Evangelio, y no de sus prisiones.

Para finalizar, observe que Pablo pidió que oren por él, no para salir de la prisión, sino para hablar del Evangelio del que Dios lo había hecho embajador.

¿Usted por qué ha pedido oraciones?

¡Nos vemos en la IURD o en las nubes!
Obispo Júlio Freitas