7ma Elección correcta para el 2021
Una de las más bellas actitudes que una persona puede tener, es respetar a su prójimo. Cuando lo hacemos, estamos, antes que todo, respetando a la creación hecha por Dios.
El Espíritu Santo hace a la persona respetar a Dios, a sí misma y a su prójimo. O sea, ella respeta las leyes de Dios y los derechos humanos. Y estos dos principios, son la base de la vida de un cristiano. Relacionarse consigo mismo, con Dios y con su prójimo de la mejor manera posible.
Nosotros no podemos olvidarnos, que el segundo mandamiento que Jesus dejó es justamente amar al prójimo.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:39
El verdadero cristiano no tiene dificultades para convivir con nadie, usted no necesita ser amigo íntimo, pero sí debe, sobre todo, respeto al otro ser humano.
Inclusive, ese respeto debe estar también presente dentro de la iglesia. Cada uno tiene que respetar la Fe del otro.
Entre padres e hijos, también debe haber respeto. Como ordena la Palabra del Dios Vivo, los hijos deben honrar a sus padres. No basta decir que los ama ¡Es necesario honrarlos! ¿Por qué? Porque amar es un sentimiento, pero, honrarlos exige actitudes de respeto, consideración y gratitud. Pues jamás tendremos como pagarles por lo que ellos hicieron por nosotros y mucho menos a Dios. De la misma manera; los padres deben respetar a sus hijos, como nos muestra la Sagrada Biblia en el libro de Efesios, en el capítulo 6, versículo 4.
Hablar mal de sus semejantes, crear rivalidades y chismes, no deben jamás, hacer parte de su comportamiento cristiano, pues cuando damos falsos testimonios acerca de otra persona, tocamos en su moral, en el nombre e imagen de aquella persona. La mala fama es creada por aquello que usted divulga y eso entristece a Dios, principalmente, porque es una injusticia muy grande.
Por eso mi amigo, yo le invito a pensar con respecto a sus actitudes hacia su prójimo, comenzando por las personas que están su lado, que son: sus familiares, vecinos, compañeros de trabajo, miembros de la Iglesia…
Respete a aquellos que está a su alrededor, y principalmente, a aquellos que no tienen nada que ofrecerle.
¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!
Obispo Júlio Freitas