3 elementos para vencer la batalla espiritual
Dios eligió hombres sencillos y limitados, como Gedeón, que estaba dispuesto a obedecer a toda costa las órdenes Divinas; aunque, desde el punto de vista humano, no fuera lógico ir a una batalla con un número menor, 300 hombres contra 130.000 soldados.
«Entonces el Señor dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.» Jueces 7:7
Sería un valiente de Dios contra 434 soldados enemigos.
Otro punto importante es que no se sale al campo de batalla con las manos ocupadas, sin embargo:
«… repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros […] Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos.» Jueces 7:16-19
Esa batalla que el pueblo de Dios enfrentó y enfrenta, contra las fuerzas del mal y contra los malos que se dejan usar para perjudicar y dificultar el trabajo de ganar almas para el Reino de Dios, es estrictamente espiritual.
Esa batallas espiritual se vence exclusivamente con 3 cosas:
Fe sincera.
Obediencia incondicional.
Valentía y sacrificio.
Cuando unimos estos tres elementos espirituales, ¡sucede lo sobrenatural!
El eco de las trompetas (shofar), hechas con cuernos de carneros, fue un ruido tan alto, estruendoso y aterrorizador, que los 130.000 hombres quedaron totalmente desorientados, perturbados, ciegos, trastornados, al punto de matar a sus compañeros.
El sonido emitido por los cántaros rotos y el toque de las trompetas representó la confianza plena en la Palabra que el Altísimo le empeñó a Gedeón, cuando dijo: «… Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío Yo?», Jueces 6:14
Que en esta Hoguera Santa seamos un simple cántaro, una vasija de barro; que simboliza lo cuan frágil, fallo y limitado es el ser humano, pero que, una vez quebrantado delante de su Creador y vacío de sí mismo, es poderosamente usado por Él para Su gloria.
Las antorchas encendidas simbolizaban al Espíritu Santo, que es la luz que nos anima en los momentos difíciles de las batallas y nos ilumina mostrándonos las piedras, los agujeros y las trampas que hay en nuestros caminos, para que nos desviemos de los tropiezos y las caídas. Esa luz nos capacita para vencer las luchas internas y externas diarias.
Sepa que la victoria que todos desean, en todas las áreas de la vida, empieza en nuestro espíritu, no en la capacidad intelectual, el conocimiento bíblico, la influencia o el esfuerzo del ser humano.
Por este motivo, no se puede ignorar la relevancia del uso de la fe inteligente, porque su eficiencia en la práctica de la Palabra de Dios es lo que nos da un nuevo espíritu y el bautismo con el Espíritu Santo. De esta manera, ¡nada nos detendrá!
«Y les dijo: Miradme a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis vosotros como hago yo. Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡Por el Señor y por Gedeón!» Jueces 7:17-18
¿Entendió?
Si es así, ¡nos vemos en el Altar del Dios vivo o en las nubes!
¡Hey!
Obispo Júlio Freitas