El peligro del que desprecia las oportunidades
Cuando meditamos en la historia de Saúl, que muestra como él rechazó a Dios, nos damos cuenta del peligro de despreciar las oportunidades que Dios nos da.
Incluso, la primera de ellas es la oportunidad de CREER, que es una decisión.
La segunda es la oportunidad de ACEPTAR lo que se nos revela, lo que Dios nos pide, que es para nuestro bien.
La tercera es la oportunidad de PRACTICAR, que es algo que está al alcance de todos, porque Dios no nos pide nada imposible.
De esta manera, estaremos protegidos, transformados y realizados. Este es el orden, pero esto requiere humildad de nuestra parte para creer, aceptar y practicar.
Lamentablemente, Saúl rechazó y falló en estas tres cosas.
Decidió no creer, decidió no aceptar y decidió no practicar.
Y, al final, se suicidó, condenando su alma al infierno, y lo que es peor: condenó a otras vidas inocentes, víctimas de su no decisión de creer, aceptar y practicar.
Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la Palabra de Señor, y el Señor te ha desechado para que no seas rey sobre Israel. 1 Samuel 15:26
Observe el peligro de que haya personas en el liderazgo que no temen a Dios. Y también el peligro de permitir que nuestro «yo» lidere nuestra vida, y no el «Yo» de Dios.
Porque somos líderes de nuestra propia vida. Tal vez usted aún no sea un líder en su familia, en una empresa, o en algún grupo de la iglesia, pero todos somos responsables de lo más valioso que hay en el universo, que es nuestra propia alma.
Por eso, analice su vida, verifique si no ha dejado escapar las oportunidades de creer, aceptar y practicar lo que Dios le ha proporcionado.
¡Aproveche el hoy y escuche la voz de Dios!
¡Nos vemos en la IURD o en las nubes!
Obispo Júlio Freitas