En cualquier lugar, a cada instante…
Lo que pensamos, alimentamos en nuestro interior y lo que hacemos cuando estamos solos dice mucho de nosotros…
… desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Lucas 21:26-27
Aunque el obrero, el colaborador o el CPO no dedique el 100 % de su tiempo al trabajo evangelístico en la Iglesia, en la obra de Dios, porque tiene sus responsabilidades de vida familiar y civil, aun así, su vida debe estar conectada a la mente de Cristo. Es decir, debe pensar en las cosas de lo Alto, en las almas que están cuidando y en las que aún se deben alcanzar y salvar.
Por más que no estén en el Altar en tiempo integral, como los obispos, los pastores, las esposas y los auxiliares, todos los obreros consagrados deben estar en el Altar espiritual las 24 horas del día.
De esta manera, blindaremos nuestra mente (espíritu), alma (corazón) y cuerpo (vida).
Cuando estamos solos y Le preguntamos a Dios lo que quiere de nosotros o lo que quiere que hagamos, Le estamos pidiendo inspiración, dirección, fuerza, y así desarrollamos una relación estrecha con el Espíritu Santo, para que Él nos use más. Por otro lado, Él nos libra de caer en tentación, de pensar y desear lo que no debemos.
Cuando actuamos así, nos sentimos livianos, despreocupados, en paz, y es cuando el Espíritu Santo, según Su voluntad y bondad, añade las demás cosas que nos ayudarán a servirlo más y mejor.
¡No vemos en la IIURD o en las nubes!
Obispo Júlio Freitas