Esta imagen real me dice 7 cosas
Esta imagen real me dice 7 cosas:
1.° – Siendo el árbol saludable, el fruto se pudrió. Obs.: algún día ese fruto fue saludable.
2.° – Incluso estando en un árbol saludable, el fruto no fue inmune a la contaminación por el gusano. Obs.: solo puede pudrirse lo que es saludable, por tal motivo, es necesario protegerse.
3.° – Por permanecer en un buen árbol, el fruto continuó recibiendo sus nutrientes aun estando podrido, aunque estos ya no hagan efecto porque el fruto no puede absorberlos.
4.° – Como el fruto permanece colgado de la rama, ocupa el lugar que podría ocupar otro fruto saludable.
5.° – El fruto podrido termina debilitando el árbol, porque atrae bacterias, gérmenes y hongos, además, el mismo árbol gasta su energía en un fruto que está podrido, es decir, en vano.
6.° – Y lo más perjudicial que sucedió fue que, al estar al lado de otro fruto, lo contaminó.
7.° – Un millón de frutas saludables no curan una fruta podrida, pero una fruta podrida contamina mil frutas saludables.
En la vida espiritual no es distinto…
Podemos cometer nuestros errores más graves, y es por ese motivo que Dios nos exhorta tantas veces en Su Palabra respecto al cuidado que debemos tener con nuestra lengua, es decir, con nuestras palabras.
«Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes». Efesios 4:29
¿Sabía que la traducción del griego de la palabra «corrompido» significa «podrido», «dañado» o «decadente»?
En las Sagradas Escrituras, la palabra «corrompido» se refiere al lenguaje corrupto, profano, malicioso y detestable de una persona ante Dios, como palabras obscenas, calumniosas o difamadoras.
Y es por esta razón que en el habla revelamos si estamos podridos o sanos. Aunque las personas digan pasajes bíblicos, si están podridas en su interior, estas personas calumniarán, maldecirán, mentirán, difamarán.
En cambio, el diálogo de las personas que están saludables es una oportunidad de acercarles al prójimo la vida que han recibido del Altísimo. Por esta razón, no podemos involucrarnos ni involucrar a otros en conversaciones inútiles, vacías y bromas desubicadas, porque eso contamina y pudre a los oyentes, además de condenar a los hablantes.
Ante este hecho, no debemos olvidarnos de lo que dijo el Señor Jesús:
«Mas Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio». Mateo 12:36
#AvivamientoUniversalAméricaDelSur
#¡¡¡Hey!!!
Obispo Júlio Freitas