13 de abril
Cuando somos sellados con el Espíritu Santo, somos separados de este mundo para Dios.
Dios no perdona solo algunos pecados, sino todos los pecados, desde que haya arrepentimiento.
Dios es el único que puede guardar y librar nuestra alma de los peligros espirituales y físicos.
Dios desea lo mejor para usted, pero para que eso se concretice es necesario confiar, trabajar y obedecer Su Palabra.
Cuando la persona se arrepiente de sus pecados, ella decide confesarlos y se convierte de sus malos caminos…
Cuando alguien muere para sus voluntades, recibe la Mayor Promesa de Dios: el Espíritu Santo.