14 de marzo
Dios no me recompensa por lo que pienso, digo o siento, sino por lo que hago.
Vivimos en un mundo lleno de peligros, engaños y tinieblas, pero la Palabra de Dios asume la función de lámpara para guiarnos.
¿Quiénes son los honrados, al contrario de los que son avergonzados?
No basta con leer y escuchar la Palabra de Dios, es necesario practicarla para no caer en tentación.
En este ayuno NUNCA MÁS A OSCURAS, confíe, entréguese, sacrifique.
Soy el único en todo el universo que tiene el poder de decidir a quién le entregaré mi alma: a Dios o a las tinieblas.
El peor engaño del ser humano es no reconocer sus errores y no tomar la decisión de cambiar.