Yelmo de la salvación
“Tomad también el yelmo de la Salvación…” Efesios 6:17
El yelmo era específicamente confeccionado con el fin de que quedara bien ajustado a la cabeza del soldado y lo protegiera. Se hacía con un material resistente, como el metal, y por dentro se revestía de piel, volviéndolo eficaz contra golpes y otras agresiones.
¿Por que la Biblia habla sobre el yelmo?
En el ámbito espiritual, el yelmo simboliza la Salvación, una fortaleza dentro de nosotros, capaz de repeler cualquier miedo y duda sobre el futuro, capaz de vencer los malos pensamientos que quieren conducirnos al pecado.
Nuestra primera batalla no es trabada en la mano, no en el exterior, sino en nuestra mente por los malos pensamientos que vienen para todos, pero la decisión de alimentarlos o no es lo que hace la diferencia. Cuando viene un mal pensamiento de duda o de lo que sea que lo induce al error o al pecado o a la desobediencia y usted lo alimenta y no lo reprende, no lo resiste, no lo domina, acaba probando que le está faltando ponerse el Yelmo de la Salvación. Usted no está pensando en las cosas de Dios, usted no está pensando en las cosas de Arriba, y el Texto Sagrado dice que, como ciudadanos del Reino de Dios, tenemos que pensar en las cosas del Reino de Dios y no en las cosas de este mundo.
Las cosas de este mundo forman parte de nuestra vida, porque estamos en el mundo, incluso el Espíritu Santo habla a través de Pablo que somos tentados y que siempre lo seremos mientras estemos en el mundo. Pero no porque seamos tentados vamos a entrar o a caer en tentación. Si Le pedimos al Padre que no nos meta en tentación, Él no va a permitir nunca que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas.
Entonces, viene un mal pensamiento, viene una situación desagradable, y viene a su mente una idea, un plan, y le corresponde a usted decidir reprenderlo o no. Es como un pájaro que va a hacer nido si usted no reacciona. Si una persona malintencionada llama a la puerta de su casa entrará o no si usted le abre la puerta o no.
Así también es el diablo, él trae la tentación, trae un mal pensamiento, lanza sus dardos inflamados, pero le corresponde a uno reaccionar y, cuando uno tiene el Yelmo de la Salvación, sus pensamientos están enfocados en las cosas de Dios, porque uno tiene la mente de Cristo en su línea de raciocinio y ve el lado espiritual en todo y blinda su mente.
El diablo sabe el poder de la influencia que puede tener sobre nosotros si le damos lugar en nuestra mente, por eso, trabaja arduamente para dominarla.
En la mente guardamos la firme convicción de la Vida Eterna, he ahí la importancia de protegerla contra los pensamientos contrarios a la voluntad de Dios.
La certeza de la Salvación no es solo una esperanza del mañana, sino una realidad que proporciona seguridad y bendice el presente. Usted está equilibrado, fuerte, seguro, es decir, su conciencia no pesa, su mente no le acusa, y ciertamente Dios tampoco le acusa.
De esta manera, el que es salvo enfrenta cualquier tribulación, porque sabe que todo es pasajero y tiene el conocimiento del eterno “peso de gloria” que le está reservado. Por este motivo, no cambia su preciosa herencia por los placeres de este mundo.
“Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación…” 2 Corintios 4:17
Dios permite que pasemos por tribulaciones, tentaciones y situaciones desagradables primero porque estamos en el mundo, segundo porque somos humanos, y tercero porque satanás, como dijo Jesús, es el príncipe de este mundo, y si a Él Lo persiguió y Lo tentó, a nosotros nos perseguirá y nos tentará, pero no podemos temer, necesitamos tener buen ánimo. Fue lo que Jesús dijo: “Anímese”, y cuando venga un pensamiento malo, usted va a pecar si elige alimentar a este pensamiento y entonces usted va a caer o a entrar en tentación.
Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
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