“No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la pestilencia que anda en tinieblas, ni la destrucción que hace estragos en medio del día”. Salmo 91:5-6
¿Qué será este “terror de la noche”? ¿Un asalto, un problema en casa? No. Este terror es una catástrofe, un ataque terrorista, algo terrible, algo horroroso.
Para muchas personas es no poder dormir, no lograr conciliar su sueño por la noche por tener pesadillas terribles que las atormentan, que no las dejan tener paz, todos están durmiendo y ellas no tiene paz, ven bultos, oyen ruidos extraños, y, cuando logran conciliar el sueño, son aterrorizadas por los espíritus malignos en las pesadillas.
Está escrito que cuando hacemos de Dios nuestro Abrigo no tenemos que temerles a los terrores de la noche, porque Él nos va a guardar, sea de una catástrofe, sea de pesadillas, sea de un ataque terrorista, de un incendio, sea de lo que sea.
Dios es Grande y cumple con lo prometido, y, mientras usted duerme, Sus ángeles vigilan el sueño de los que hicieron de Dios su Abrigo. Si usted piensa que no necesita el Abrigo del Altísimo pierde, Dios no pierde nada porque Él no depende de nadie, ¡es su elección!
¿Y qué es la “flecha que vuela de día”? Son los accidentes, los asaltos, las balas perdidas, las palabras de las personas que le humillan, que le insultan, o que intentan asediarle sexual o psicológicamente. Hay muchas flechas que vuelan de día, y son invisibles a los ojos humanos, pero Dios y Sus ángeles las ven y nos defienden cuando nosotros hacemos de Él nuestro Abrigo. Haga de Él su Abrigo y usted solo disfrutará de los beneficios de eso.
La “pestilencia que anda en tinieblas” es la pestilencia espiritual, los espíritus malignos de los que Jesús habló. A aquel al que no le gusta mencionar la palabra diablo, demonio, satanás, sepa que a mí tampoco me gustaba, ni mencionarla ni escucharla, porque los tenía adentro de mí y ellos me convencían de que no los mencionara, y cuanto más evitaba confrontarlos más oprimido me volvía, ¡pero ahora que Jesús me liberó son ellos los que me temen a mí! Porque quien habita en el Abrigo del Altísimo no tiene por qué temerles a satanás y a sus demonios.
La Persona que más dijo la palabra satanás, demonios, diablo en la Biblia fue Jesús, Él dijo: “Yo vine a deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8).
Cuando uno está abrigado en el Abrigo del Altísimo no les teme a las pestilencias, que son los demonios que andan en las tinieblas, en la oscuridad.
“… ni la destrucción que hace estragos en medio del día”
¿Y cuál es la destrucción que hace estragos en medio del día? ¿Cuál es el mayor estrago que puede sufrir una sociedad? Ha ocurrido a nivel nacional, continental y global y es en el seno familiar, que se estraga, se echa a perder porque no hay comunicación, no se miran a los ojos, no se dicen “por favor”, “muchas gracias”, “¡qué rica está la comida, mamá!”, ya no hay más unión familiar ni convivencia, cada uno come a su horario y no se comunican, eso no se prioriza. No hay diálogo, y eso hace estragos no solo en la familia sino también en la sociedad, porque la sociedad depende de la familia, si no hay familia no hay sociedad, y si no hay sociedad no hay una nación fuerte, un pueblo fuerte con valores, con principios morales, civiles, familiares, y se echa todo a perder.
Un país puede tener la mejor educación, puede tener una economía estupenda, una infraestructura del primer mundo, pero si no existe la familia no sirve. La universidad, la ciencia, no educan, pueden enseñar muchas cosas, pero hay cosas que solo en el seno familiar, en el hogar, las aprendemos, de padres a hijos. Los profesores hacen su importante trabajo en las escuelas, institutos y universidades, pero la educación se consigue con la convivencia diaria y empieza en el hogar, alrededor de la mesa de su hogar, aunque sea una mesa pequeñita, no importa el tamaño ni la belleza de la mesa. La gran mesa de las mansiones muchas veces no tiene lo principal, una familia alrededor, y las pequeñas y humildes sí. No piense que no tiene una familia o un hogar unido porque no tiene prosperidad, no confunda las cosas, le hablo de valores espirituales, morales y familiares.
Si usted no quiere que el terror de la noche le asuste, ni que las flechas que vuelan de día le alcancen, ni que la pestilencia que anda en las tinieblas le toquen, ni que la destrucción que hace estragos en medio del día le afecte, ¡esté en el Abrigo del Altísimo!
¿Qué fue lo que aprendió durante esta reunión? Escriba su comentario.
De aquí en adelante, todo será diferente
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