Los 7 Poderes Del Padre Nuestro – 6° Poder
Vamos a dar continuidad a esta meditación de los 7 Poderes del Padre nuestro que Jesús revela en esta oración tan conocida pero poco practicada. Muchas personas la oran, la repiten, pero no la practican, es decir, no les prestan atención a los 7 Poderes que hay en esta oración. Usted no puede repetir apenas verbalmente la oración del Padre nuestro, tiene que concentrarse y entender que cada palabra tiene un significado.
“Y no nos metas en tentación…” Mateo 6:13
Este es el 6° Poder del Padre nuestro. El Señor Jesús les enseñó a Sus discípulos a rogarle al Padre, porque todos necesitamos ese libramiento. Muchos piden el libramiento de accidentes, de problemas económicos, de problemas de salud, incluso Le piden no morir con la misma enfermedad con la que murió un familiar, muchos Le piden al Padre que los guarde de tener a su familia separada como la de sus padres, eso es importante, pero Jesús nos enseña que tenemos que pedirle a Dios antes que eso que nos libre de caer en tentación: “Líbrame de hablar lo que no debo, de alimentar pensamientos contra Ti o contra mí mismo que no Te agraden, de hacer lo que no Te agrada sea con mis manos o con mi manera de ser, líbrame de ser injusto con alguien, sea quien sea, hasta con un enemigo, líbrame de entrar en tentación, de caer en tentación, no me metas en tentación…”.
Cuando Él dice
“no nos metas en tentación” Mateo 6:13
el significado original es que nos libre de las dos cosas que el Señor Jesús les enseñó a los discípulos a pedirle a Dios, una vez dijo: “no nos dejes caer en tentación”, y en otra ocasión les enseñó que debían orar: “no nos dejes entrar en tentación”. Son dos cosas distintas.
Aquí, en la oración de los 7 Poderes, el 6° Poder que Jesús nos enseña es este. Yo puedo caer en tentación, pecar, no porque lo desee ni porque quiera el mal para alguien o para mí mismo, para mi alma, sino por ignorancia. Mucha gente le hace mal a su alma por ignorancia, por desconocer las Escrituras Sagradas, es decir, cae en tentación.
Sea la tentación de juzgar a los demás, la tentación de amar o aferrarse a alguien más que a Dios, la tentación de pagar el mal que le hicieron con otro mal, la de mirarse con malos ojos a sí misma, siempre censurándose, criticándose, juzgándose, condenándose, que erró, que es madre soltera, que abortó, que engañó a sus padres, que les mintió… es decir, erró y feo, principalmente si conocía la Verdad, pero ahora tiene que perdonarse. Hay que perdonar y perdonarse cuantas veces sea necesario.
Pedro Le preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21-22). Setenta veces siete, ¡y esto en un día! Porque uno se hace mejor a sí mismo que a la persona que lo ofendió.
Entrar en tentación es saber lo que no debe ser hecho e ir y hacerlo. Usted sabe que no debe engañar y engaña para ganar un poco más de dinero, pero pierde con Dios. Usted se somete al ridículo para tener más seguidores, pone en peligro a su familia, su intimidad, exhibiendo lo que Dios le dio para disfrutarlo en privado.
No entre en tentación, usted siempre va a ser tentado a entrar en tentación, porque Dios no nos quita nuestra voluntad, usted siempre va a poder elegir entre la Voluntad de Él y la suya. Cuando usted elige hacer la Voluntad de Él está obedeciendo, creyendo, ejercitando ese Poder de no entrar en tentación. “No voy a entrar en tentación, no voy a desobedecer a mi Señor porque yo quiero Su Protección y valoro Su Perdón y recuerdo lo que Él sufrió por mí cuando Lo desconocía, ahora tengo la alegría de la Salvación y la certeza de que mi nombre está escrito en el Libro de la Vida y porque valoro eso no voy a entrar en tentación”.
Caer en tentación va a caer, primero porque usted es humano, segundo porque está en el mundo y tercero porque estamos rodeados de seres humanos, y donde hay humanos hay imperfección, injusticia, egoísmo, vanidades, pecados, materialismo, ingratitud…
“A mí me gusta engañar, maltratar, drogarme, prostituirme… ¿qué hago?”
Pídale a Dios: “no me metas, no me dejes caer ni entrar en tentación, quiero que guardes mi alma, que la libres…” Si usted Le pide al Padre, que es el Único que puede librarnos, Él va a darle fuerza para resistir esa tentación y no va a caer, y tampoco va a entrar deliberadamente, no va a desobedecer. Primero porque Dios no quiere condenarle, Él no quiere que usted sienta la carga de la condenación. Jesús dijo que no vino para condenar sino para salvar, pero la condición es que usted, si cayó en tentación, confiese su pecado, lo abandone y, vestido espiritualmente de blanco por el perdón, esté en paz con Dios, con su conciencia, consigo mismo y con los demás. Aunque alguien le hable de pasado y de lo malo que hizo, eso va a ser el pasado, porque ahora usted es libre de toda condenación.
Cuando usted no Le pedía al Padre no lograba resistir la tentación de la corrupción, del negocio indebido, de la idolatría, de la vanidad, de la maldad, del espiritismo, o de lo que fuera. Venía la tentación y usted se dejaba dominar. La tentación venía no de Dios, Él no tienta, Él no es injusto para tentar, sino que Dios es justo para no permitir que ninguno de nosotros seamos tentados más allá de nuestras fuerzas de resistir esa tentación y superarla.
¿Y cómo puedo estar fuerte en mi espíritu? ¿Cómo puedo resistir estas tentaciones? Está escrito en el versículo 8 del capítulo 5 de la primera epístola de Pedro:
“Sed de espíritu sobrio…” 1 Pedro 5:8-10
El espíritu es la mente, es el entendimiento, no se deje llevar por el corazón que nos hace ebrios, borrachos emocionalmente, el corazón siente, pero la mente piensa, analiza.
“… estad alerta…” 1 Pedro 5:8-10
Es decir, no duerma en la fe, no duerma en el espíritu, esté siempre alerta
“…Vuestro adversario, el diablo anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” 1 Pedro 5:8
El significado en el hebreo original de la palabra diablo es acusador: “no mereces”, “mentiroso”, “adúltero”, “ladrón”… Entonces satanás trae la tentación porque sabe que cuando usted cae en tentación él pasa a tener derecho de acusarlo, y cuando él lo acusa la fe baja y la duda sube, porque lo que nos da fe es la conciencia pura en obediencia a la Palabra de Dios.
Satanás no puede tocarnos, pero anda al acecho como león rugiente buscando a quien devorar, y nos devora empezando por la acusación que nos debilita y nos entristece y enfría nuestra relación con Dios, nos aleja del Altar, de la familia espiritual.
Vea lo que dice en el versículo 9 sobre la solución para este problema:
“… Pero resistidle firmes en la fe…” 1 Pedro 5:8-10
La solución está en la fe de la obediencia, con o sin voluntad, hasta con dolores, dando, ayudando, añadiendo, cumpliendo su deber como cristiano, y aunque nadie lo sepa ni le dé las gracias, Dios lo bendice, y le hace recordar que Él vio lo que usted hizo y cómo lo hizo.
Eso es fe, la fe es certeza, uno resiste firme en la fe. Se resiste al diablo con la fe y con la razón y no con el corazón: “Estoy libre vestido de blanco delante de mi Señor que me compró, mi alma no es de nadie sino de mi Salvador, esta alma fue comprada con Su Sangre derramada en la cruz y estoy libre de toda acusación”.
“… sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”. 1 Pedro 5:8-10
En todo el mundo somos tentados, perseguidos, sufrimos y pasamos por problemas personales, sociales, familiares, espirituales, pero no tenemos que entregarnos a esas tentaciones, a esos problemas, sino pedirle al Padre que nos libre de entrar en tentación, de caer en tentación, que no nos meta en tentación más allá de lo que podamos resistir y superar.
Siempre que venga una tentación en la que su fe, su fidelidad, su confianza, su amor hacia Dios sean probados, recuerde que por detrás de esa tentación hay una gran bendición, sea en el área que sea, emocional, espiritual, física.
Jesús dijo que seríamos tentados y nos enseñó a pedirle al Padre que nos libre de caer o de entrar en tentación.
Por más fuerte que sea la tentación, quite la mirada de ella y póngala en lo que usted esta esperando de Dios, porque el diablo le está trayendo la tentación justamente para que usted caiga y pierda la bendición. ¡Resista la tentación! Vea lo que está escrito:
“Mas vosotros esforzaos y no desmayéis porque hay recompensa por vuestra obra”. 2 Crónicas 15:7
Esta obra no son palabras ni sentimientos, sino decisiones que usted toma y de las que asume las consecuencias. Esfuércese, siempre se puede hacer algo más y mejor, ¡hágalo!
¿Por qué no debo desmayar? Porque hay recompensa para su obra. Donde usted esté, Dios estará. Satanás estará para tentarle y Dios para bendecirle.
Manténgase aparte, presérvese, dé gracias a Dios por lo que tiene y pida por los que no tienen nada, enfóquese en lo que es su responsabilidad como cristiano y, haciendo así, va a hacer lo mejor y Dios lo va a recompensar.
Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
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#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente
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