Sacrificio Trino – 2.ª parte
La promesa de la presencia de Dios exige el sacrificio trino:
Ya vimos que el primero de ellos es el sacrificio espiritual (haga clic acá y léalo).
El segundo que veremos antes de subir al monte Sinaí, al Altar, es el sacrificio emocional.
«Y antes de él no hubo rey como él que se volviera al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés, ni otro como él se levantó después de él.» 2 Reyes 23:25
– «Y antes de él no hubo rey como él que se volviera»: Se despojó de las apariencias de los adornos y se convirtió.
– «Al Señor con todo su corazón»: sacrificio espiritual.
– «Con toda su alma»: sacrificio emocional.
– «Con todas sus fuerzas»: sacrificio material.
– «Conforme a toda la ley de Moisés»: Cómo Dios ordenó en el monte Sinaí.
Este segundo nivel de sacrificio emocional implica desprenderse de:
– personas.
– cosas.
– lugares.
– títulos.
– tradiciones.
– manías.
– costumbres.
Desvincúlese de todo a lo que está apegado emocionalmente, como relaciones amorosas inadecuadas, noviazgo prematuro, obscenidad, intercambio de nudes, palabras obscenas, relaciones sexuales antes del matrimonio, pornografía, masturbación, borrachera.
– Libérese del deseo de tatuarse, de ponerse piercing o de autolesionarse.
– Apártese de amistades que lo llevan al pecado, a lo malo, al error, a la vieja y sucia vida.
– Sacrifique su «yo» y su orgullo.
– Perdone al que lo ofendió.
– Deje de lado el sentimentalismo, el hábito de victimizarse, de excluirse y de condenarse.
– No resista a los cambios que Dios le pidió, abandone su propia voluntad, que le hace mal.
– Abandone los pensamientos e ideas como: «¡Yo soy así!», «¡Así nací!», «No logro cambiar», «Ya lo intenté…».
– Deje de resistirse a los cambios necesarios en su forma de ser, pensar, actuar, creer, servir a Dios y vivir.
Este sacrificio emocional es para y por Dios, y le hará muy bien.
«Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su misma casa. El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por Mi causa, la hallará.» Mateo 10:35-39
Ob. Julio F.
¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!
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