“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo…”. Filipenses 2:3
Estos dos versículos muestran lo que significa que la persona sea egoísta.
El egoísmo es una enfermedad de la fe de muchos que se dicen de Dios.
Había egoísmo en la época de Jesús. Ya con Él y Sus discípulos había egoístas y Jesús reprendió a ese espíritu diciendo: “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8).
Lo que hemos recibido de Dios ha sido de gracia, ¿qué derecho tenemos de ser egoístas? Dios me ha revelado Su voluntad, me ha enseñado Su Palabra, me ha bendecido, ¿qué me cuesta compartir lo que Él me ha dado?
El que es egoísta piensa solamente en sus necesidades, solo él tiene que recibir siempre y no piensa en los demás. Tienen que mimarlo.
El egoísmo es un espíritu que enferma gravemente la fe de muchos y los hace pensar que no pueden ayudar, darle, cederle algo a alguien o sumarle algo a su vida.
“… no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”. Filipenses 2:4
Dios está viendo por qué usted da, si lo hace por generosidad, sin intención de recibir, o por vanagloria, para ser reconocido o remunerado, o para sacar provecho.
Cuando estimamos que el prójimo es más importante que nosotros no enfermamos nuestra fe y no hacemos nada por vanagloria o considerando que somos más que los demás. No es que usted no va a tener su valor propio, pero va a pensar en los demás.
En la epístola de Santiago dice que hay personas que piden para satisfacer su egoísmo y Dios lo sabe, a Él no Lo podemos engañar jamás. Estas personas no piensan en darle al prójimo, en ayudar al que sufre, en evangelizar, o simplemente en escucharlo.
“Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres”. Santiago 4:3
Si usted percibe que su fe está siendo contaminada por el egoísmo, ¡reaccione ahora! Recuerde que “Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).
Ser generoso tiene beneficios, vea lo que está escrito en Proverbios 3:27
“No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. No digas a tu prójimo: ‘Ve y vuelve, y mañana te lo daré’, cuando lo tienes contigo”.
¿Necesita explicación?
Si para con el que es pecador debemos actuar de esta manera, ¡imagínese para con Dios, imagínese con Su Obra, con los que son parte de la Obra de Dios!
¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!
Obispo Júlio Freitas
#AvivamientoUniversalAmericaDelSur
#Eia!!!
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– 14.ª Enfermedad de la fe: Deshonrar La Propia Palabra
– 15.ª Enfermedad de la fe: La Falsedad
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